martes, 7 de abril de 2009

Froteurismo


Te encuentras en medio de una aglomeración humana, ya sea metro, autobús, manifestación, concierto, discoteca o similar. De pronto, notas algo duro, caliente y resbaladizo frotándose contra tus nalgas. Pero la masa se mueve y no puedes hacer nada, ni siquiera girarte para ver la cara de tu agresor. Estás siendo víctima de un froteurista.

El froteurismo (del francés frotteurisme) es el deseo o conducta recurrente de tocar o frotar el cuerpo de otra persona desconocida sin su consentimiento. Dicho así suena simple, pero si desempolvamos el clásico Libro de la vida sexual (Ediciones Danae, 1967) del eminente psiquiatra
Juan José López Ibor, veremos que es algo bastante más complejo: "En el frotteur se hallan en primer plano las percepciones táctiles, el sentir directamente contra su propio cuerpo otro cuerpo humano vivo, desconocido y en movimiento, su calor, su figura, etc. El frotteur busca aproximarse a un partenaire casualmente encontrado para rozarse contra su cuerpo".

Se trata, en cualquier caso, de una práctica vieja como el mundo. Ya en 1886, el doctor
Richard von Krafft-Ebing, pionero de la sexología y la medicina forense, apuntó varios casos de lo que él llamaba "frotismo" en su libro Psychopathia sexualis, por ejemplo el de Z, un rico funcionario viudo con una singular debilidad: "Durante años había sentido el impulso de adentrarse entre la muchedumbre de iglesias, teatros, etc., de arrimarse a las mujeres por detrás y de manipular el bulto posterior de sus vestidos, lo que le producía una eyaculación y un orgasmo. (...) Aunque sabía que dicho acto no estaba bien, Z no era capaz de aguantarse. Sólo lo excitaban las mujeres por atrás y se veía obligado a buscar oportunidades para frotarse contra ellas. (...) Poco le importaba si la mujer era vieja o joven, hermosa o fea. Desde que esto había comenzado, las relaciones sexuales naturales dejaron de interesarle y sus sueños se poblaron de escenas de frotismo".

TIPOS DE FROTEURISTAS
Los froteuristas son casi siempre del género masculino y hay tantos tipos como individuos, pero a grosso modo podríamos clasificarlos en cuatro grandes grupos:

-Exclusivos: sólo consiguen excitarse practicando froteurismo.
-No exclusivos: son capaces de tener relaciones normales y suelen tener pareja, pero a veces practican su vicio.
-Parciales: sólo rozan un poco a su víctima, para excitarse, y luego rematan (o no) la faena en casa recordando la situación.
-Completos: son más insistentes en su roce y tratan de llegar al orgasmo.
-Selectivos: eligen mujeres de unas determinadas características, algunos incluso las prefieren acompañadas que solas.
-No selectivos: lo importante para ellos es frotarse contra un ser humano vivo y les da igual la edad, el aspecto físico e incluso el sexo de su víctima.

ARRIMANDO LA CEBOLLETA
Además de eufemismos, como frottage o ponicionismo, para referise al froteurismo también se usa la expresión vulgar "arrimar la cebolleta". De ahí que a los señores que tienen esta fea costumbre se les llama "cebolletas" (el todo por la parte).
Aunque muchos sexólogos afirman que el froteurismo es más propio de adolescentes o, como mucho, veinteañeros, la experiencia demuestra que los cebolletas suelen ser señores de avanzada edad (60 para arriba) que vagabundean por calles y plazas y, cuando ven una aglomeración, se acercan a las mujeres para rozarlas con la zarpa o frotarlas el paquete. Estos señores no son, por regla general, selectivos, y se rozan contra lo que se les pone a tiro, da igual que sean hombres, mujeres o niños, aunque sienten debilidad por las adolescentes de buen ver.

El kit esencial de cebolleta incluye un pantalón fino (preferentemente sin ropa interior), un bolso de caballero (para ocultar su virilidad si es sorprendido) y, en ocasiones, una videocámara para grabar sus fechorías y luego masturbarse en casa. Los cebolletas no suelen ser denunciados: las víctimas lo consideran una simple "guarrada" y, por timidez o ascopena, no denuncian a su agresor; en el mejor de los casos, se conforman con llamarle "viejo verde". Y él, a su vez, se escudará en la venerabilidad que le otorgan sus canas y en la eterna duda de las víctimas: ¿Lo hizo aposta o fue sin querer?

Los lugares más afectados por el froteurismo son, por supuesto, los focos urbanitas más superpoblados. En ciudades como México o Tokio, donde los transportes públicos son latas de sardinas, el cebolleteo se ha llegado a convertir en una costumbre tan extendida que han tenido que colocar señales prohibiéndolo e incluso se han habilitado vagones "sólo para mujeres". No es una medida exagerada: dos tercios de las usuarias del metro de Tokio entre 20 y 30 años aseguraron haber sido molestadas en los vagones y la situación se había vuelto muy incómoda.

En España aún no hay vagones unisex y, en las horas punta, los cebolletas se ponen las botas bien puestas. Ahora que lo sabes, tal vez, la próxima vez que tengas que recorrer la ciudad pases del metro y elijas otro medio de transporte, aunque sea el coche de San Fernando...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

uff!! si he sido victima de eso ni me he dado cuenta. No sé que será mejor, no darse cuenta, o ser consciente y reaccionar.
Un beso.

elnenecabron dijo...

Yo no entiendo como puede haber gente,que lo haga.

Lo encuentro tan ridículo.(a titulo personal)

Yo prefiero decirle algo y si cuela pues ya nos frotaremos bien frotados.

Espero que tengais tod@s unas buenisimas vacaciones.

Besos y abrazos.

Anónimo dijo...

elnenecabron tienes suerte y supongo que edad y éxito sexual todavía. Pero en este mundo hay muchos que no pueden satisfacer su deseo sexual con otra persona, por su aspecto, su edad, su clase social, multiples factores que les hacen poco atrayentes sexualmente. Se tienen que conformar con algo como el "froteurismo".
Sí, he sido víctima de estos personajes en el metro de Madrid, pero no pude ni reaccionar con un bofetón por falta de espacio... simplemente intenté alejarme frotándome con el resto, gracioso y a la vez lamentable.
Un beso, goloxxo.. ya sabes, tu goloxxa.

Unknown dijo...

Quiero comentar dos cosas: los vagones (al menos los de cercanías) de los trenes de pasajeros de España son unisex (que quiere decir valido para los dos sexos) que yo sepa y eso de que el froteurismo casi siempre es practicado por hombres debe de ser una estadística desfasada, porque sin querer fardar de nada, yo sin considerarme guapo me he encontrado en 4 ocasiones con mujeres que se me han frotado ellas a mí:
La 1ª vez tenía yo 17 años y volvía de la playa en un tren abarrotado, me quedé encajonado entre un señor mayor y 2 chicas jóvenes, las dos se subieron por separado más tarde que yo y se apretujaron de espaldas contra mí, una de ellas (de unos veintipocos) años me colocó el culo en mi paquete a cuando el tren ya no llevaba tantos pasajeros y oí como me echaba la culpa a mí, la otra (debía tener más o menos mi edad) estaba contra mi pierna. Para ser sincero diré que yo no estaba a disgusto . Las 2 eran atractivas, pero no lo busqué yo y como una de ellas (la que me echó la culpa) iba con un tío que no sé quién era y la otra iba con una señora mayor que quizá era su madre (también de espaldas) pues no intenté ligar ni dije nada, intenté girarme, pero al otro lado estaba el señor mayor sentado y mi paquete le quedaba muy cerca de la cara, así que con vergüenza, me giré como pude entre los tres para no quedar tocando a nadie con el paquete.
La 2ª vez, en la cola de subir al bus, una señora mayor se me acercó por detrás y me colocó una teta en mi codo, me giré y vi a la señora riendo y mirando a otras señoras, mientras me señalaba como si fuese yo el culpable. Me callé.
La 3ª vez, otra señora mayor y estando yo en mi trabajo, se me acercó y me agarró el brazo con la excusa de llevarme a ver un trabajo. Se frotó mi brazo rápidamente contra su cuerpo y sus pechos al tiempo que me decía que “necesitaba a un hombre para un trabajo”. Me lo tomé a risa.
La 4ª vez, hace poco tiempo, mi hermano fue testigo de como en el tren, una chica de unos veintitantos años y con bastante sobrepeso se me arrimó y me puso su culo en mi pierna dejando que el vaivén del tren la hiciera frotarse, la verdad que había espacio en el tren como para que no tuviera excusa y como ya me incomodó porque empezó a apretarse más y a empujarme a una distancia incomoda de mi hermano, pues le comenté a mi hermano que no me incomodaba que la chica se rozara, pero sí me molestaba que me empujara, entonces ella se alejó unos metros. Debo confesar que si ella me hubiera gustado físicamente la cosa habría ido de otra manera, pero nosotros los hombres tampoco somos animales y también tenemos derecho a elegir ¿No?
Estas 4 veces a mi me han sucedido repartidas en un periodo de casi 19 años (tengo 36), todo lo que digo es verdad o así lo viví yo, podéis pensar que fui yo quien buscó las situaciones, pero no es así y soy sincero. Supongo que las mujeres se encuentran con más frecuencia con que se froten contra ellas, pero ya digo que no me considero guapo y a mí me ha pasado, así que supongo que un tío realmente guapo como un modelo o algo así debe flipar de la de veces que le ocurre eso. En fin, espero no haber ofendido a nadie con mi explicación. Un saludo.

Misósofos dijo...

Nunca deberías despreciar a una mujer que no conoces, sólo por su aspecto físico. Ellas lo hacen, pero vengarse no tiene sentido.